Exposición colectiva. Sala Amós Salvador. Logroño

El viaje ha sido motor de arranque para el proceso creativo de fotógrafos desde los orígenes de esta disciplina. Pero llegado el período estival, ¿Qué significa partir de vacaciones para un fotógrafo? ¿Cómo son las imágenes de recreo de alguien cuyo trabajo el resto del año consiste en generar imágenes?

Esta exposición indaga la relación entre el viaje y los fotógrafos y, más específicamente, en el contraste paradójico entre el empleo del tiempo de ocio y la necesidad compulsiva de seguir produciendo imágenes.

“La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”. Esta declaración, casi un manifiesto, incluido en el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa es la hoja de ruta no consensuada que comparten los artistas que integran esta exposición. 

 El viaje, más su anhelo que su consecución, ha sido motor de arranque para el proceso creativo de fotógrafos desde los orígenes de esta disciplina. Proyectar un viaje es, para un fotógrafo, escoger un territorio donde liberar las inquietudes y obsesiones que permanecían en cautiverio en su residencia habitual. Lo que para el resto de la población representa una desconexión, una forma de olvidar transitoriamente las obligaciones y responsabilidades del trabajo y la rutina, para el colectivo de los creadores de imágenes se plantea como la oportunidad de renovar un compromiso personal con la esencia de su oficio: moverse para mirar, desplazarse para fotografiar.

Y es en esa reconexión con el núcleo donde comienzan las preguntas acerca de la naturaleza de un viaje concebido, en apariencia, como una pausa en la actividad cotidiana. ¿Qué significa partir de vacaciones para un fotógrafo? ¿Cómo son las imágenes de recreo de alguien cuyo trabajo el resto del año consiste en generar imágenes? ¿En qué se diferencian sus fotografías de las que disparan con sus móviles los miles de viajeros que encuentra en su camino?

 Esta exposición indaga la relación entre el viaje y los fotógrafos y, más específicamente, en el contraste paradójico entre el empleo del tiempo de ocio y la necesidad compulsiva de seguir produciendo imágenes no precisamente casuales o improvisadas. Más de 150 obras realizadas por 30 fotógrafos se despliegan a lo largo de los seis capítulos veraniegos que componen esta muestra: El viaje, Paisajes de tránsito, Familia y otros animales, Estados de excepción, Final de verano y Reel. Un recorrido coronado por un cine de verano imaginario que reúne secuencias de diversas películas de temática estival en diálogo con el cuerpo de la exposición.

El resultado es una odisea colectiva de imágenes que los fotógrafos han tomado en una fértil soledad. Un periplo que se condensa, de nuevo, en la agitada revelación de Pessoa: “De cualquier viaje, por breve que sea, regreso como de un sueño lleno de sueños”.

Anterior
Anterior

MUESTRA COLECTIVA - AFTERWORK PHE25

Siguiente
Siguiente

Reversiona Thyssen